dimarts, 15 de març del 2016


CARPE DIEM

La especie ya no existía, solo estábamos ella y yo. Estuvimos andando días y días, horas tras horas; no encontrábamos comida, ni agua; estuvimos a punto de desfallecer. Pero, de repente, encontramos una puerta en medio de ese bosque espeso. La abrimos y nos transportamos a otro mundo.


Ese mundo estaba lleno de árboles preciosos, llenos de flores y frutos, también había rosales con rosas de todo tipo de colores y, por último, vimos animales que se dejaban cazar para satisfacer la hambruna que nos intentaba matar.


Seguimos andando y encontramos para dormir. Al levantarnos, la comida estaba hecha. No sabíamos qué había pasado pero cada vez que era la hora de comer nos pasaba lo mismo.

Era un lugar de paz y no teníamos preocupaciones, no nos hacía falta nada. Todo lo que queríamos ese lugar nos lo daba.

Nos gustó tanto, que allí nos quedamos hasta el último día de nuestras vidas.
LAS HERMANAS FONT VELLA


Las hermanas Font Vella eran unas botellas encantadoras pero tenían una vida muy corta: Cuando se les acababa el líquido que llevaban dentro, sus amos las tiraban en cualquier sitio, en la calle, en las playas… y se morían lentamente.




Hasta que llegaron a manos del “salvador”. Él les volvía a poner el líquido en su interior hasta que hicieran viejas y ya no pudieran trabaja más.




En caso de que se hicieran viejas y no pudieran trabajar más, el “salvador” las llevaba a una tienda de estética, donde las rejuvenecían para poder trabajar y servir a su salvador.




Las hermanas adoraban tanto a su amo que se negaron a trabajar para las otras personas si no las hacían jóvenes y hermosas reutilizándolas.